RELATOS LEGENDARIOS ANDINO-PROVINCIANOS

En los tiempos que Pachamama (Madre Tierra) fue generosa con los hombres, existió un soberano poderoso y llamado Awki (Gran Señor). Todos los pueblos del Ari Quepay (Aquí me quedo) le rendían tributo, pues era muy temido y respetado a la vez.

El Señor Awki tenía una hija hermosa llamada Achiyaku (Agua clara, luminosa). La amaba y consentía mucho.
Ella era una jovencita muy hermosa y encantadora. Todos los grandes señores de la zona, intentaron conquistar su corazón, pero sin éxito. A ella no le interesaban las personas huecas que la buscaban por su belleza. A pesar de los regalos carísimos que le proporcionaban: Oro, joyas, maíz, el ganado más hermoso de alpacas, cuyes para banquetes, chicha de jora, a todos les decía "no"

En la corte del reino, había un soldado muy apuesto, pero pobre, llamado Sayani (Yo me mantengo en pie). Este era de un corazón más grande que su belleza física. Además era valiente y leal.

Así fue pues, que Achiyaku se enamoró de Sayani. Al principio, este último dudó en fijarse en Achiyaku. Pero después, al mirar la belleza y la pureza del corazón de la muchacha, también se enamoró de ella.

Awki era un señor temible y nunca hubiera consentido los amoríos entre Achiyaku y Sayani. Por lo tanto, los dos decidieron mantener su amor en secreto. Para hacer esto, burlaban la vigilancia paterna y se encontraban en los valles colindantes de Ari Quepay.

Allí los encontró Supaypa wawa (El demonio), quien tenía una riña particular con Wiracocha, padre de los dioses, por haberlos hecho con hermosura interna y externa. Este se disfrazó de un brujo y les dijo: "Yo los conozco a los dos...Tú eres hija de Awki y tú eres su soldado" Ellos, se agarraron de la mano, nerviosos. Sayani le dijo: "¿Acaso quieres denunciarnos?" ¡Atrévete!. Supaypa wawa sonrió y le dijo: "Estás equivocado, mi amigo. Yo quiero ayudarlos, pues valoro su amor. Con mis poderes los disfrazaré para que huyan y les daré otros nombres y Awki no los encuentre nunca" Achiyaku miró alegre a Sayani y le dijo: "¡Bien amor! Ahora sí podremos vivir juntos y sin el temor por mi padre...¡Confiemos en este brujo!". Sayani miró con cariño a su amor y volteándose, le dijo a Supaypa wawa: "Aceptamos"

Supaypa wawa cerró los ojos, pronunció frases ininteligibles mientras hacía arder su cuerpo y alzando la voz dijo: "Desde ahora, Achiyaku, te llamarás "Colca" y tú Sayani, te llamarás "Misti". Los dos jóvenes cambiaron de forma, y habían perdido su belleza física, mas no los deseos de su corazón.

Sayani le dice a Achiyaku: "Bueno, florecita. Esto lo hacemos para vivir nuestro amor de la mejor manera. Haré que te metas al palacio por una entrada secreta que conozco. Sacarás tus bienes necesarios y nos encontramos en el recodo del valle".

Mientras ellos planificaban esto, Supaypa wawa haciendo honor a su ser, se convirtió en gallinazo y voló raudo al palacio de Awki. Allí se disfrazó de uno de sus consejeros y le dijo: "Señor Awki ¿Permitirá Ud. que se burlen así de su grandeza?"

Awki, colérico, lo miró y le dijo: "¿Quién se atreve a retar mi poder?". Supaypa wawa, con una semisonrisa le dice: "Es tu hija Achiyaku, quien vive amoríos con tu soldado Sayani".

Awki se puso pálido; luego, reaccionando, con un grito llamó a sus soldados y les dijo: "¡Traiganme a Sayani!" En ese momento, escondida, entraba Achiyaku y corrió a advertirle a su amor. Los soldados, desconociéndola, la empezaron a perseguir con sus armas. Mientras huía, y al ver que la iban a alcanzar, prefirió sacrificarse para que no hallaran a Sayani; entonces, se tiró al vacío del Valle de Ari Quepay. Mientras tanto, Sayani esperaba al otro lado del Valle, quien al ver que no llegaba su amada y presintiendo lo peor, murió de pena.

Awki, al ver el gran error que había cometido con su hija y llevado por la falta que le provocaría, hizo penitencia y rogó a Wiracocha: "Señor mío: Tú hiciste perfectos a estos hijos tuyos. Nunca en la tierra existió algo tan grande como ellos. No permitas que Supaypa wawa gane esta batalla"

Wiracocha, padre de todos los dioses escuchó sus ruegos y le dijo "Todo el mundo conocerá la pureza de su amor y cómo se sacrificaron"

Al decir esto, tembló la tierra y Wiracocha dijo: "Puesto que sus nombres son de ignominia, yo los transformaré en orgullo; Colca, moriste tirándote a la vacío, desde ahora estarás en la más profundo del valle y tú, Misti, te alzaste sobre todo esperando a tu amor, ahora estarás por encima de todo"

Desde ese momento, el Colca se transformó en el cañón más profundo del mundo y Misti, en el volcán que vigila cuándo llegará su amor: Los dos en el Departamento de Arequipa, Perú.